Es importante hablar del proceso histórico de la fundición a la cera perdida sin tener en cuenta el desenvolvimiento de dicha técnica en las culturas prehispánicas del nuevo mundo, que trabajaron el oro y el cobre con gran maestría.
El origen y desarrollo de la metalurgia en América ha sido muy discutido. Algunos historiadores aceptan la posibilidad de conexiones de carácter comercial de América con Asia y Polinesia, debido a los diversos rasgos comunes de varios elementos culturales: ralladores, figurillas zoomorfas y antropomorfas.
Otros aseguran que el desarrollo de la orfebrería precolombina fue netamente autóctono y que existe, por esta razón, una autonomía de la metalurgia del continente americano con respecto del antiguo mundo. Igualmente refuerza la aseveración con estudios y análisis sobre el tema. De todas maneras distintas teorías permanecen aun en el campo de la investigación.
Es necesario tener en cuenta que el mundo indígena, en lo que tiene que ver con el arte, se distinguen tres etapas o fases: una, que es la mas antigua, corresponde a culturas en vías de extinción o transformación (periodo arcaico). La segunda, comprendida por todas aquellas culturas que después de la conquista fueron absorbidas por el mestizaje (periodo formativo) y la tercera, compuesta por las tribus indígenas que aun subsisten.
La metalurgia en América comienza con el conocimiento del cobre en el periodo arcaico, durante un espacio de tiempo no determinado aun, y continúa su desarrollo en la fase formativa.
En Sudamérica, a lo largo de las costas de Ecuador y Colombia, durante el periodo 800 a.C al 500 d.C. florecieron culturas de gran esplendor artístico, las cuales muestran gran variedad de técnicas, como fundido, fundición de molde a la cera perdida, forjado, repujado, laminación, entre otras, y usan los metales cobre y oro.
Plazas y Falcheti nos dicen que si bien tenemos un cuadro mas claro de la tradición de la orfebrería en el suroccidente colombiano, durante gran parte del primer milenio de la era cristiana, sabemos muy poco sobre el trabajo que se realizo con metales durante el milenio anterior.
Los objetos de oro mas antiguos que se han reportado hasta el momento son los alambres del siglo IV a.C. en Iguapi, Zona de Tumaco y varias placas metálicas en San Agustin, Alto de los ídolos, siglo I a.C.
Estas regiones del suroccidente colombiano junto con áreas orfebres del istmo centroamericano, estuvieron durante siglos, desde comienzos de la era cristiana hasta una época cercana al siglo X, interrelacionadas entre si. Es así, como las técnicas metalúrgicas, formas e ideas, fueron transmitidas de una región a otra.
Si nos concentramos en el estudio de la orfebrería precolombina, podemos ver que fue admirable y grandioso su acabado y sentido artístico. La tumbaga, el caracolí, la fundición por el sistema de la cera perdida, son producto de culturas indignas en pleno desarrollo.
TUMBAGA O CARACOLI: Es una aleación de oro y cobre, y facilitaba su manejo ya que si el oro se funde a 1.063 grados y el cobre a 1.083 grados, la mezcla puede fundirse a 880 grados aproximadamente, facilitando así la ejecución artística.
Estas culturas en el área colombiana pueden reducirse a los siguientes grupos indígenas: Tumaco, Sn Agustin, Tierradentro, Calima, Tolima, Quimbaya, Muiscas, Guate y Tairona.
Aunque los procedimientos y técnicas del oro en estas culturas precolombinas son semejantes, cada grupo de orfebres prefirió algunas de ellas.
La técnica de la fundición a la cera perdida que fue la más desarrollada por la orfebrería hispánica, requería un alto conocimiento no solo de los metales si no también de la cera y la arcilla; materiales utilizados tanto en el modelado de figuras como en la confección de moldes, crisoles y braseros.
Par la realización de sus poporos (figura cerrada y totalmente hueca) los indígenas quimbayas utilizaron el sistema de fundición a la cera perdida con núcleo el cual se trabajaba de la siguiente manera:
1. La forma de objeto se moldeaba en el núcleo de arcilla y carbón.
2. Se cubría luego con una capa de cera.
3. Se ponían soportes para mantener fijo el núcleo, cuando la cera se derretía. Su número rea viable.
4. Se elaboraba un molde de arcilla, pegado al núcleo por los soportes.
5. Una vez calentado, se derretía la cera dejando libre el lugar para recibir el metal fundido.
6. Se rompía el molde exterior, se sacaban los soportes y por estos orificios se liberaba el núcleo o matacho.
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